Es un trabajo denso, arriesgado y profundamente personal, no apto para todos, pero necesario para quienes aún buscan verdad dentro del ruido.
Texto por: @RturockGarza | Fecha: 09/10/2025
En un momento en que los discursos sonoros parecen obsesionados con la inmediatez y la fórmula perfecta para el algoritmo, “Demoledora Modernidad”, el cuarto álbum del proyecto The Lonely Spaces, irrumpe como un golpe seco y directo al sistema con nueve tracks cargados de intensidad y autenticidad. Con una propuesta que roza lo experimental y el noise rock, el proyecto se presenta como una exploración emocional cruda y visceral, más cercana a un manifiesto personal que a un álbum tradicional.
Desde el primer track, “Buscando respuestas”, se sientan las bases de lo que será un recorrido denso e introspectivo. La voz, cargada de dramatismo y rigor, se convierte en el eje emocional que sostiene todo el trabajo. No se sienten adornos innecesarios, solo una búsqueda honesta por exorcizar pensamientos, miedos y contradicciones.
El segundo tema, “MJ – 12”, se alza como uno de los momentos más sólidos del compilado. Con tintes stoner y una energía hipnótica, el track crea un ambiente donde el peso instrumental y la interpretación vocal se fusionan en perfecta armonía. Es como un mantra oscuro, de esos que se sienten más que se entienden.
Luego llega “Detener el tren”, un tema que sube la intensidad sin perder la densidad. Su base rítmica es poderosa, y la voz se mueve entre contrastes que recuerdan, por momentos, a IDLES o incluso a Iggy Pop. Hay una influencia clara en la manera en que la banda decide no encajar, deconstruir estructuras y apostar por la libertad creativa, y este tercer track sin duda ejemplifica gran parte de todo lo que estamos escuchando.
En el cuarto track, “Al fin de la conciencia”, el disco toma un desvío interesante. La atmósfera cambia y parece transportarnos al soundtrack de una película independiente, donde la melancolía y la contemplación se mezclan con guitarras que hacia el final se roban toda la atención. Es, sin duda, uno de los mejores momentos de “Demoledora Modernidad”.
El quinto tema, “No le importamos al sistema”, recupera la consistencia inicial, pero con una melodía vocal más aterrizada y un manejo interpretativo sobresaliente. Aquí, más que la letra, es la forma de cantar la que transmite el peso del mensaje: un grito desde la individualidad frente al ruido del mundo.
“Después de las bombas”, el sexto track, representa el lado más accesible del proyecto, con una estructura musical más convencional que, curiosamente, se siente como un respiro dentro del caos. Luego, “Sin lugar para nosotros” baja las revoluciones y ofrece un momento “casi” onírico, como si estuviéramos despertando de un largo viaje interior. El puente del tema se siente especialmente logrado, dejando una sensación de cierre y calma momentánea.
El octavo corte, “Nómadas planetarios”, adopta un tono más poético. La cuestion vocal se reduce, los teclados crean un ambiente casi litúrgico, y la sensación es la de haber encontrado algo, o haberlo perdido todo. Finalmente, “Existe” cierra el recorrido con una mezcla de esperanza y melancolía, despidiendo el viaje con una emoción agridulce.
Al final, “Demoledora Modernidad”, se siente como un acto de rebeldía artística. No solo por buscar desafiar el molde de los estándares actuales, sino porque representa la necesidad de expresarse sin filtros, sin pensar en el mercado, solo en la catarsis. Es un trabajo denso, arriesgado y profundamente personal, no apto para todos, pero necesario para quienes aún buscan verdad dentro del ruido.
Detrás de estas capas sonoras y vocales se percibe un potencial enorme. Si en sus próximos trabajos logran mantener esta energía y darle una forma un poco más accesible, The Lonely Spaces podría consolidarse como una de las propuestas más interesantes dentro de su escena musical.
Puedes ver y escuchar a continuación, “Demoledora Modernidad”, lo más nuevo de The Lonely Spaces.

