‘Inmarcesible’ no es para escuchar de fondo. Es un disco que invita a detenerse, dejarse llevar y redescubrirse con cada escucha.
Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 27/07/2025
Hay discos que llegan como un golpe de energía, y otros que se instalan poco a poco, como una conversación larga y honesta con alguien que apenas conoces, pero sientes que siempre estuvo ahí. ‘Inmarcesible’, el álbum debut de la banda mexicana Ostinatos, pertenece a esta segunda categoría. Es un disco que no te exige atención, sino que la gana con paciencia, con detalles, con atmósferas que se quedan vibrando mucho después de que termina.
Ostinatos se mueve entre el synth pop y el dream pop, pero no se queda ahí. Su sonido es amplio, lleno de texturas que cruzan géneros como el shoegaze, trip-hop, lo-fi, psicodelia y electro-pop. A veces suena como si estuvieras soñando con los ojos abiertos, otras como si te hablaran desde un lugar muy profundo y personal. La producción está cargada de intención: hay una dirección clara, un diseño sonoro que apuesta por lo cinematográfico, lo emocional, lo que no necesita gritar para hacerse sentir.
El disco arranca con una propuesta clara: este es un viaje hacia dentro. Cada canción es como una estación de paso en un recorrido hacia la autoconciencia, el amor propio, la pérdida o el renacimiento. Las letras no son mensajes obvios; son frases que se quedan resonando, como esa joya en “Limerencia” que dice: “Es hora de enamorar el tiempo”, o la que da título al disco: “¿Quién puede decirse seguro de sí mismo, cuando hasta lo bello está condenado a pasar?”. Pura poesía en voz baja.
Esa voz, por cierto, es uno de los sellos del disco. No busca imponerse, más bien susurra, acompaña, se mezcla con los sintetizadores, como un pensamiento que no termina de irse. Y cuando ese enfoque se combina con un track bien logrado como “Nebular”, el resultado es una canción que, sin necesidad de alardes, te envuelve por completo. Es el tema que más nos atrapó en la redacción.
Algo que se agradece (y sorprende) es la duración de los tracks. En un mundo donde todo quiere durar dos minutos, Ostinatos se da permiso de alargar, de construir con calma, con canciones que superan los cuatro minutos y que no tienen prisa por terminar. Esto habla de una banda que no está pensando en algoritmos, sino en emociones. Que no quiere encajar, sino expresar.
Dentro del disco hay momentos especialmente memorables: “Limerencia” y “Muerte en el Lobby” destacan por sus puentes sonoros que se sienten muy bien resueltos, como si te llevaran de la mano por paisajes que no sabías que necesitabas visitar.
Y “Polvo al Polvo”, una versión en español de “Ashes to Ashes” de David Bowie, sorprende hacia el final con una estructura más accesible, casi pop, sin perder la esencia del proyecto. Lejos de sentirse fuera de lugar, el cover se integra con naturalidad al universo de Inmarcesible, como si Bowie también susurrara desde el mismo rincón introspectivo.
En resumen, ‘Inmarcesible’ no es un álbum para escuchar de fondo mientras haces otra cosa. Es un compilado para detenerse, para dejarse llevar, para volver a él varias veces y descubrir algo nuevo en cada escucha.

