Para Brian May, la obsesión de Queen por la perfección
y el sonido multicapa a veces los llevaba a sobreproducir sus canciones.

Texto por:   @AvanzadaMx  | Fecha: 20/10/2025

Cuando se habla de Queen, es fácil perderse en su catálogo de himnos épicos y producciones impecables. Desde el icónico “Bohemian Rhapsody” hasta la energía desenfrenada de “Don’t Stop Me Now”, la banda británica no solo definió una era, sino que también elevó los estándares de perfección musical. Pero incluso para músicos de la talla de Brian May, Freddie Mercury, Roger Taylor y John Deacon, no todo lo que brillaba en el estudio siempre lograba encender su aprobación.

 

 

Para Brian May, la obsesión por la perfección y el sonido multicapa que caracterizó a Queen fue una espada de doble filo. Si bien esta atención al detalle los convirtió en los mejores técnicos del mundo del rock, también les llevó, en ocasiones, a caer en el riesgo de sobreproducir algunas canciones. Esto se hizo más evidente tras el éxito de Another One Bites the Dust, cuando la banda empezó a experimentar con influencias disco en discos como Hot Space, un álbum que, aunque buscaba capitalizar su nuevo estatus de superestrellas, terminó siendo considerado uno de sus trabajos más débiles.

 

Parte de este conflicto vino de la incorporación de sintetizadores, algo que Brian May sentía que podía lograr con su propia guitarra. Después de todo, May había creado auténticas orquestas de guitarra en temas como “Good Company”, y ver cómo sus arreglos eran reemplazados por sonidos electrónicos de moda debía resultar frustrante para un perfeccionista nato.

 

Pero si hay una canción que May recuerda con cierto pesar, esa es “Keep Yourself Alive”. La versión que se convirtió en un clásico radiofónico y un emblema del primer disco de Queen nunca terminó de satisfacer al guitarrista. Según May, la pasión que se respiraba en el demo original se perdió en la grabación final:

“El demo es tan relajado. Tiene un gran feeling. Desde ese día, siempre tuve la teoría de que no es buena idea hacer demos. Crear un demo de un disco que vas a producir después suele ser desastroso, porque obtienes algo fabuloso en el primer intento, algo que nunca podrás reproducir. Cuanto más lo persigues, más se aleja. Nunca estuve completamente feliz con ninguna grabación después de ese primer intento”.

 

A pesar de ello, la versión final de “Keep Yourself Alive” logró introducir a Queen al mundo de manera brillante. Freddie Mercury está en su mejor forma vocal, y los cameos de May y Roger Taylor aportan armonías de guitarra distintivas que se entrelazan en el midsection del tema. El resultado es una canción que, aunque algo desordenada comparada con los estándares de sus trabajos posteriores, tiene un carácter único que muchos fanáticos aprecian hasta hoy.

 

Curiosamente, este pequeño desajuste es también parte de lo que hace a Queen inolvidable. La banda siempre buscó la excelencia, pero la humanidad detrás de su perfección, esas pequeñas imperfecciones y riesgos creativos, es lo que realmente las convierte en canciones atemporales. “Keep Yourself Alive” no es solo un himno inicial de Queen: es un recordatorio de que incluso los genios luchan con la autoexigencia y que, a veces, el primer destello de magia es irrepetible.