Hay canciones que detienen el tiempo, y para Sting, una de ellas es una pieza que marcó su juventud y se convirtió en una lección musical y emocional.
Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 05/11/2025
Hay canciones que te detienen en seco, que parecen detener el tiempo y te obligan a escuchar con atención cada nota, cada respiración. Para Sting, una de esas piezas es “(Sittin’ On) The Dock of the Bay” de Otis Redding, un tema que no solo marcó su juventud, sino que se convirtió en una verdadera lección musical y emocional.
Durante una entrevista en el programa Tracks of My Years de BBC Radio 2 en 2021, el legendario líder de The Police recordó las canciones que han acompañado su vida desde los días grises en Wallsend hasta los escenarios más imponentes del mundo. En su lista, la primera elección fue precisamente la icónica balada de Redding, una canción que definió un antes y un después en su manera de entender la música.
“Creo que tenía 16 años cuando Otis Redding murió en un terrible accidente de avión. Fui a la tienda de discos, compré Dock of the Bay en el sello Stax, la puse en el tocadiscos… y escuché ese inicio inconfundible. Qué canción tan maravillosa. Triste, muy triste, pero sin acordes menores. Todo en mayores, lo cual es un logro en sí mismo”, recordó Sting.
Lanzada de manera póstuma en 1968, “(Sittin’ On) The Dock of the Bay” fue el último registro de Redding en el estudio antes del trágico accidente que le costó la vida, junto a cuatro miembros de su banda. Compuesta junto a Steve Cropper durante el verano de 1967 en una casa flotante en California, la canción destila melancolía, soledad y contemplación, pero también una calidez que trasciende el dolor.
El sencillo alcanzó el número uno del Billboard Hot 100, convirtiéndose en el mayor éxito de Redding y en un himno inmortal del soul. Para Sting, la historia detrás de la canción solo aumentó su impacto: escuchar la voz de un artista en su última grabación era, para él, una experiencia profundamente conmovedora.
Décadas después, en 2020, Sting volvió a encontrarse con el tema de una forma inesperada. Participó en una iniciativa de la Alzheimer’s Association en la que debía escoger una canción que le gustaría recordar en caso de padecer la enfermedad. Su elección fue inmediata: “(Sittin’ On) The Dock of the Bay”.
“La considero una obra maestra. Analizarla me hizo entender su verdadero poder. Fue un ejercicio de aprendizaje para mí, una manera de rendir homenaje al gran Otis Redding”, explicó el músico británico.
Para Sting, esta canción no es solo una de las más bellas jamás escritas, sino un recordatorio de que las obras más poderosas no necesitan complejidad técnica para tocar el alma. Con acordes mayores y una interpretación cargada de honestidad, “(Sittin’ On) The Dock of the Bay” sigue flotando en la memoria colectiva, como un atardecer eterno en el que el tiempo, por un momento, deja de importar.

