Con Tlatoani, Ballarta confirma que la comedia puede ser incómoda y
entrañable a la vez.

Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 03/10/2025
Carlos Ballarta siempre incomoda. Con sus gafas oscuras y ese estilo imperturbable, el comediante mexicano vuelve a demostrar que el stand up no está hecho para complacer, sino para sacudir. Tlatoani, su nuevo especial, llega a las pantallas de Cinépolis del 3 al 5 de octubre gracias a +QUE CINE, y promete carcajadas mezcladas con incomodidad, sarcasmo y hasta confesiones personales.
Grabado en el Teatro Xicoténcatl de Tlaxcala, ese estado que Ballarta convierte en running gag nacional, el show se extiende por 70 minutos de sátira social en los que ataca sin piedad a la derecha, a la izquierda, al capitalismo, al lenguaje inclusivo y hasta al calendario republicano francés. Lo hace con la misma calma con la que otros ordenarían un café, pero con frases que son auténticas pedradas envueltas en chistes.
ENTRE LA POLÍTICA Y LO PERSONAL
Lo interesante de Tlatoani no es solo la disección política. Ballarta también baja la guardia y habla de sí mismo. Entre broma y broma confiesa que tiene Asperger, trastorno del espectro autista que, según cuenta, le dificulta la interacción social. Y lo dice a su manera: como remate de rutina. “Me clavo en temas muy específicos”, admite. “Ahora ando obsesionado con la física”. Ese detalle, lejos de suavizarlo, lo hace más humano: un comediante que convierte sus obsesiones y vulnerabilidades en material cómico.
El especial también se permite momentos íntimos: habla de su abuela racista, de su vida como padre y de lo complicado que es educar a los hijos cuando una tableta a veces gana más autoridad que cualquier sermón parental. Esos pasajes hacen que el humor no sea solo corrosivo, sino también cercano.
UN SHOW PENSADO PARA PANTALLA GRANDE
Lo que veremos en Cinépolis no es la simple grabación de un show. Tlatoani incluye ediciones y adiciones visuales que refuerzan los chistes y lo vuelven un híbrido: stand up con guiños cinematográficos. Quienes asistieron al estreno en la alfombra negra aseguran que funciona sorprendentemente bien en formato cine. Ballarta, además, se arriesga a interactuar con el público, aunque reconoce que eso lo pone nervioso: “Intento limitarlo porque sudo mucho, pero quiero que la gente se la pase chido”.
SIN MIEDO A LA POLÉMICA
El mexicano de 34 años tampoco esquiva los temas delicados. En la entrevista previa al estreno, se lanzó contra Donald Trump, a quien llamó “chillón”, y opinó sobre el caso Jimmy Kimmel-Charlie Kirk sin pelos en la lengua. Esa misma actitud se refleja en su show: no teme mencionar fenómenos virales como 2 girls, 1 cup ni burlarse de los tabúes políticos y sociales.
Ballarta sabe que su estilo genera críticas, pero se mantiene firme: “No es improvisación, son palabras que pasé dos años planeando”. Esa disciplina, disfrazada de irreverencia, es lo que lo ha convertido en uno de los standuperos más influyentes de Latinoamérica.
IMPERDIBLE
Con Tlatoani, Ballarta confirma que la comedia puede ser incómoda y entrañable a la vez. Ríes, te incomodas, piensas y vuelves a reír. En un panorama de humor cada vez más domesticado, él sigue apostando por la pedrada.
Del 3 al 5 de octubre, Cinépolis proyecta su show. Vale la pena verlo en grande: el humor negro nunca había estado tan bien iluminado.