“Autos, mota y rocanrol” es un tributo a los músicos, a los organizadores y a los miles de jóvenes que en 1971 desafiaron la censura y marcaron un antes y un después.

Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 03/08/2025
En septiembre de 1971, en Valle de Bravo, más de 100 mil jóvenes mexicanos desafiaron la censura para reunirse alrededor de la música. Aquella reunión se convirtió en leyenda bajo el nombre de Festival de Avándaro, conocido como el Woodstock mexicano. Más de cinco décadas después, el mito regresa a la pantalla grande con Autos, mota y rocanrol, una comedia en formato de falso documental que revive uno de los capítulos más emblemáticos de la contracultura nacional.
La cinta está dirigida por José Manuel Cravioto (Mexican Gángster, Olympia, Monarca) y protagonizada por Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita, quienes interpretan a “El Negro” y Justino, dos jóvenes que, casi por accidente, terminaron al frente de la organización del festival que transformó la manera de entender la música en México.
EL MITO DE AVÁNDARO
El Festival de Avándaro fue mucho más que un concierto: fue un acto de resistencia en un país marcado por la represión tras la matanza de Tlatelolco en 1968 y el Halconazo de 1971. En medio de ese contexto, bandas como Peace and Love, Three Souls in My Mind (hoy El Tri), Love Army, Los Dug Dug’s y La División del Norte ofrecieron un escenario de escape, libertad y comunión juvenil.
Aunque el evento fue calificado por la prensa de la época como “degenerado” y provocó que los conciertos masivos de rock quedaran prohibidos por más de 20 años, para miles de asistentes significó un despertar cultural y artístico. Ese choque entre música, política y juventud es lo que Autos, mota y rocanrol decide narrar desde una óptica fresca: la de los organizadores.
HUMOR NEGRO, ARCHIVO Y FICCIÓN
La película combina comedia, humor negro y material histórico en 16 mm y super 8. Cravioto decidió no limitarse a reconstruir el festival, sino a mostrarlo con sus luces y sombras: la celebración juvenil, los errores logísticos, la improvisación y, sobre todo, la chispa de una generación que se atrevió a soñar.
“Yo crecí escuchando Avándaro como un mito. Descubrí que la historia estaba en quienes lo organizaron: amistad, sueños y un fracaso que terminó siendo un triunfo inesperado”, explica Cravioto.
VOCES DE LOS PROTAGONISTAS
Emiliano Zurita, quien interpreta a Justino, considera que la película es también un puente generacional:
“Intentamos hacerla lo más honesta posible. Hay material de archivo nunca antes visto que muestra tanto el caos como la celebración. Si no viviste Avándaro, esta cinta te conecta con tus padres o abuelos para entender cómo lo vivieron”.
Por su parte, Alejandro Speitzer destaca la libertad creativa durante el rodaje:
“El Negro era divertido, fiestero y apasionado. Recrear ese espíritu fue un reto, pero también un recordatorio de lo que significa arriesgarse y perseguir los sueños, incluso si las cosas no salen como esperabas”.
UN HOMENAJE A LA CONTRACULTURA MEXICANA
Más allá de la comedia, Autos, mota y rocanrol es un tributo a los músicos, a los organizadores y a los miles de jóvenes que en 1971 desafiaron la censura y marcaron un antes y un después en la historia del rock mexicano.
Con sus 88 minutos de duración, la cinta logra rescatar un momento que aún hoy resuena. Porque si hoy podemos ir a conciertos cada fin de semana, es gracias a quienes, entre lluvia, lodo y guitarras distorsionadas, hicieron posible el mito de Avándaro.