El fenómeno sonidero empezo en las décadas de los 50s y 60s, cuando la tecnología permitió que en las colonias populares se amenizara cualquier tipo de festejos.

Texto por:  @Sean  | Fecha: 07/11/2023

Es bien sabido que la cultura regia tiene costumbres muy características como, por ejemplo, ir al estadio los sábados, tomarte foto en el logo de alguno de los muchos festivales de la ciudad, o que el mayor acercamiento a la cultura sonidera sea el video de Medio Metro bailando al ritmo de la música de Sonido Pirata. Sin embargo, ahora que el gobierno de la Ciudad de México ha declarado a esta cultura como patrimonio cultural inmaterial, creo que es la oportunidad perfecta para conocer un poco más sobre el tema.

 

Por si no tienes ni idea de lo que estoy hablando, los sonideros se podrían describir como un “fenómeno social popular” que gira alrededor de un DJ, el cual, como conocedor de todo lo relacionado con los géneros tropicales y cumbiancheros, ambienta una fiesta en la que la gente se reúne para bailar, socializar y pasar un buen rato. Pero más allá de solamente poner la música, el DJ o, en este caso, el sonidero, también pone su espectáculo de luces, sus bocinas y su personalidad para que se prenda más el evento, pues pueden desde cantar canciones, hasta mandar saludos o hacer comentarios jocosos, como, por ejemplo, “¡ah, Medio Metro!”

 

El fenómeno sonidero tuvo su origen en las décadas de los 50s y 60s, cuando la tecnología permitió que en las colonias populares se amenizara cualquier tipo de festejos por medio del uso de discos, en lugar de tener que contratar una orquesta o algo parecido para que hubiera música. Hay tres colonias de la Ciudad de México en donde se cree que pudieron haber empezado los sonideros: Tepito (obviamente), San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños. A esta última se le conoce como “la Colombia Chiquita”, bautizada así por Policarpo Calle, “El Embajador de la Cumbia”, pues en uno de sus bailes en esta colonia a inicio de los 80s, mencionó que estar ahí era como estar en su tierra, como si estuviera en una “Colombia chiquita”.

 

En mi muy limitado conocimiento del mundo de los sonideros, entiendo que el que se podría señalar como el más representativo es el Sonido La Changa de Ramón Rojo, originario de Tepito, pero hay muchos otros, como Sonido Condor, Sonido Marisol, Sonido Mecánico… podría seguir y seguir. Esta cultura se está extendiendo por otras partes de México, pues poco a poco ha llegado a ciudades como Guanajuato, Puebla y, claro que sí, Monterrey, en donde la música colombiana también tiene muchísima popularidad. Un saludo a Celso Piña, donde quiera que esté.

 

Como se mencionó en la declaratoria del Gobierno de la Ciudad de México, los sonideros “son parte de la cultura urbana y una forma de llevar entretenimiento, alegría y diversión” a lugares a donde probablemente no sería tan fácil llevar otro tipo de espectáculos. Aunque podría parecer como algo muy lejano y hasta extraño para gran parte de la población regia, no está de más entender cuál es la relevancia e importancia que estas expresiones tienen para muchos sectores de la población del país. En resumen, de todo se aprende, raza.