“Eternidad”, no solo entretiene: invita a mirarnos por dentro. Bajo la mirada cálida de David Freyne, esta historia fantástica se convierte en una reflexión sobre el amor.

Texto por:   @AvanzadaMx  | Fecha: 05/12/2025

En “Eternidad” (Eternity), la nueva película del director David Freyne, los muertos no descansan: llegan a un limbo que parece una feria retro o un centro comercial infinito, donde cada alma debe elegir su eternidad ideal. Allí conviven destinos tan absurdos como entrañables: un verano que nunca termina, una fiesta sin límites, un paraíso sin hombres, un mundo para fumadores donde “el cáncer no puede matarte dos veces”, y hasta una utopía queer diseñada para quienes buscan libertad absoluta. Lo que podría sonar ridículo se vuelve, bajo la sensibilidad de Freyne, una metáfora luminosa sobre nuestros deseos más íntimos, nuestros arrepentimientos y la vida que creemos que merecemos incluso después de morir.

 

 

UN TRIÁNGULO AMOROSO ENTRE PASADO, PRESENTE Y MEMORIA

En el centro de esta historia late un conflicto emocional que cualquiera puede reconocer: Joan (Elizabeth Olsen) se reencuentra con Luke (Callum Turner), su primer amor, muerto en la guerra décadas atrás. El problema es que Joan ya tiene una vida, imperfecta, real y construida con años de amor cotidiano, junto a Larry (Miles Teller). Freyne no presenta este triángulo como un melodrama, sino como un retrato delicado del corazón humano: la pasión que marcó nuestra juventud frente al amor que se ha forjado a fuego lento con el tiempo. ¿Qué pesa más? ¿Lo que pudo ser o lo que ya es parte de nosotros?

 

DAVID FREYNE: DEL HORROR AL ROMANCE FANTÁSTICO
Freyne, conocido por The Cured y la entrañable Dating Amber, demuestra aquí una madurez creativa distinta. Aunque salta a un terreno más fantástico, sigue obsesionado con lo mismo: cómo nos transforman las relaciones, la identidad, la pérdida y el miedo a tomar decisiones. Su dirección convierte este limbo en un espacio que parece inventado para reír, pero también para confrontar lo que más duele admitir.

 

ENTRE LA FANTASÍA Y LA MELANCOLÍA
Visualmente, “Eternidad” (Eternity) mezcla la estética de las comedias clásicas con una vibra moderna y colorida. Ese contraste le permite hablar de la muerte con una ligereza que nunca traiciona la emoción. Hacia el final, es cierto que la película baja un poco la intensidad, pero para entonces ya ha logrado algo valioso: recordarnos que elegir, incluso después de morir, sigue siendo un acto profundamente humano.

 

¿VALE LA PENA VERLO?
Sí. “Eternidad” (Eternity) no solo entretiene: invita a mirarnos por dentro. Bajo la mirada cálida de David Freyne, esta historia fantástica se convierte en una reflexión sobre el amor, la memoria y las segundas oportunidades. Una película para quienes creen que, incluso en el más allá, seguimos intentando entender qué significa vivir.