Hoy, décadas después, estos temas siguen siendo cápsulas de un momento irrepetible: cuando cuatro músicos, en pleno descontrol, redefinieron el rock pesado.

Texto por:   @AvanzadaMx  | Fecha: 19/11/2025

En la historia del rock, pocas bandas han sabido capturar la oscuridad, la euforia y el caos de sus excesos como Black Sabbath. Entre riffs monumentales, rituales de estudio casi mitológicos y una vida marcada por la experimentación constante, el grupo británico dejó huellas imborrables en la cultura pop. Y quizá ninguna sea tan cruda, y al mismo tiempo tan fascinante, como ‘Snowblind’, la canción que nació como un agradecimiento velado a la cocaína.

 

 

EL DISCO QUE PUDO LLAMARSE “SNOWBLIND”

A inicios de los años setenta, Black Sabbath vivía inmerso en un torbellino creativo… y en montañas de polvo blanco. En pleno proceso de grabación del álbum Vol. 4, la banda estaba tan comprometida con esa vida acelerada que llegó a proponer que el disco llevara el mismo nombre que la canción. Ozzy Osbourne lo reveló años después en su autobiografía I Am Ozzy:

 

“Para mí, Snowblind fue uno de los mejores discos de Black Sabbath. Queríamos llamarlo así, pero la disquera no quiso meterse en controversias. En ese entonces, la cocaína era un tema gigante”.

 

Si el título no pasó el filtro corporativo, el espíritu del álbum sí: guitarras más expansivas, atmósferas psicodélicas y un sonido que empujó los límites del metal en plena gestación.

 

COCAÍNA, CREATIVIDAD Y UN ESTUDIO CONVERTIDO EN PARAÍSO HEDONISTA

Las anécdotas de aquellas sesiones parecen relatos sacados del mundo de George Jung. Ozzy lo dijo sin rodeos:

 

“Esa coca era la más blanca, pura y fuerte que pudieras imaginar. Un sniff y eras el rey del universo”.

 

La banda componía de día y se sumergía en largas jams nocturnas. Según Tony Iommi, aquella energía desbordada ayudó a expandir el sonido del grupo:

 

Era una atmósfera increíble. Había un piano enorme en un salón… nunca lo había tocado. Aprendí ahí mismo y la primera canción que escribí fue ‘Changes’”.

 

El exceso era combustible, motor y problema al mismo tiempo. Pero en esa mezcla explosiva nació uno de los álbumes más influyentes del metal.

 

‘SNOWBLIND’: MAGIA, AISLAMIENTO Y EL RETRATO HONESTO DE UNA ADICCIÓN

Aunque Ozzy recuerda con cariño los años de Vol. 4, las letras de ‘Snowblind’ revelan un lado más oscuro del romance con la droga. La canción oscila entre lo sublime y lo devastador, como una montaña rusa emocional que presagia las consecuencias que perseguirían al vocalista durante décadas.

 

“My eyes are blind but I can see / Snowflakes glisten on the trees / The sun no longer sets me free / I feel there’s no place freezing me”.

 

Oscura, seductora y casi vampírica, la canción funciona como testimonio del encanto destructivo de la cocaína. Y aun así, si alguien preguntara a Ozzy si cambiaría algo de esa etapa, probablemente respondería con absoluta incredulidad.

 

BLACK SABBATH TAMBIÉN TUVO SU ODA A LA MARIHUANA

La banda no solo cantó a la cocaína. En Master of Reality ya habían rendido homenaje a la marihuana con ‘Sweet Leaf’, un clásico que abre con Tony Iommi tosiendo tras una calada, un detalle que ya es parte del mito.

 

A diferencia de la gran mayoría de canciones dedicadas al cannabis relajadas, suaves, casi flotantes, Black Sabbath rompió el molde con un tema poderoso, acelerado y cargado de intensidad. Era su manera de decir que, incluso en los “momentos suaves” del mundo narcótico, la banda seguiría siendo una fuerza salvaje.

 

UN LEGADO QUE TRASCIENDE LOS EXCESOS

‘Snowblind’ y ‘Sweet Leaf’ no son simples curiosidades en el catálogo de Black Sabbath: son piezas clave en la construcción de una estética que definió el metal para siempre. Entre confesiones químicas y creatividad desbordada, la banda supo transformar los excesos en arte.

 

Hoy, décadas después, estos temas siguen siendo cápsulas históricas de un momento irrepetible: cuando cuatro músicos, en el pico de su descontrol, redefinieron lo que podía ser el rock pesado.