La elección muestra que, detrás de su virtuosismo y estética garage-blues, White mantiene una mirada infantil y honesta que busca romper estructuras.
Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 18/11/2025
Elegir la canción que sonará en tu propio funeral es una decisión tan íntima como desconcertante. No se trata solo de gusto musical: es un acto simbólico, un autorretrato final. Para muchos melómanos, imaginar ese momento es casi inevitable. ¿Qué tema resume mejor quiénes fuimos? ¿Cuál deja una huella emocional honesta en quienes se quedan?.
Jack White, uno de los arquitectos más singulares del rock moderno, mente inquieta detrás de The White Stripes, The Raconteurs y The Dead Weather, también se enfrentó a esa pregunta. Y, como era de esperarse, lo hizo desde un lugar profundamente artístico.
“THE BOY YOU’VE ALWAYS KNOWN”: EL EPITAFIO PERFECTO
En una entrevista, White fue retado a elegir una sola canción de su propio catálogo para que sonara el día de su funeral. Tras pensarlo un momento, confesó que el tema que más sentido tendría sería “The Boy You’ve Always Known”, esa delicada pieza incluida en Get Behind Me Satan (2005).
“No sé si la canción realmente habla de mí, pero esa frase sí lo hacía: I’m the same boy you’ve always known”, explicó. “Resume esta idea de que, como artista, siempre trato de pintar como un niño, de quitarme las capas del entorno y volver a lo que realmente soy por dentro. Muchos de nosotros nunca sentimos que crecimos del todo; seguimos siendo esos niños atrapados en cuerpos adultos”.
La elección revela una verdad esencial sobre White: detrás del virtuosismo, la ferocidad en vivo y la estética de garage-blues que lo convirtió en un ícono, siempre ha habido una mirada infantil, curiosa y honesta buscando romper estructuras.
EL PESO DE LA AUTENTICIDAD Y LA SOMBRA DE DETROIT
A lo largo de su carrera, Jack White ha sido asociado con una autenticidad casi mítica: la crudeza de Detroit, la simplicidad del rojo, blanco y negro, el minimalismo eléctrico que redefinió el rock de los 2000. Pero para él, esa “autenticidad” no siempre fue libre.
“Nos han vendido la autenticidad una y otra vez”, comentó. “La prensa inglesa es experta en eso. Pregúntate cuál habría sido el impacto de The White Stripes en Inglaterra si hubiéramos sido de Los Ángeles y no de Detroit”.
Para White, el relato de la ciudad, ese Detroit oxidado, caótico, romántico, se volvió parte de su mito, incluso cuando él solo quería hacer música. “A otros artistas no les preguntan dónde viven. A mí, todo el tiempo”.
Por eso “The Boy You’ve Always Known” parece una elección casi catártica: una forma de recordarse a sí mismo fuera de los relatos externos, sin disfraces ni narrativas ajenas.
UN ADIÓS FIEL A SU ESENCIA
Jack White ha construido una carrera basada en el instinto, la experimentación y una obstinada independencia creativa. Su funeral no lo traicionaría: elegiría una canción que habla de identidad, vulnerabilidad y del niño interior que nunca desapareció.
Al final, “The Boy You’ve Always Known” funciona como un espejo: simple, honesto y humano. Un cierre perfecto para un músico que siempre buscó regresar a lo esencial.
Porque cuando todo termina, lo único que queda es eso: la versión más pura de uno mismo, la que siempre estuvo ahí.

