Un EP de cinco canciones que apuesta por lo esencial: cuerdas, voz y verdad. Una transición sonora que no grita, pero resuena.

Texto por: @RturockGarza | Fecha: 26/06/2025
A veces, menos, es más. Y cuando una producción logra transmitir tanto con tan pocos elementos, voz, guitarra y una dirección clara, vale la pena detenerse a escuchar con atención.
Eso es justo lo que consigue Miraflores en su más reciente entrega: “Variedades Acústicas: Transiciones A y B”, un compilado de cinco tracks que no solo apuesta por lo esencial, sino que construye desde ahí un universo emocional donde cada detalle importa. No hay exceso de capas, no hay producción desbordada: hay intención, hay forma, y sobre todo, hay fondo.
Con una crudeza templada y un enfoque casi minimalista, el EP se desmarca del ruido habitual para ofrecernos una experiencia más cercana, casi táctil. Cada track parece construido desde la honestidad, con arreglos cuidados. En especial las cuerdas, que no buscan lucirse, sino servir a la narrativa. No se trata solo de “tirar” canciones, sino de construir momentos que se sienten hilados por una misma necesidad de decir algo real.
El recorrido arranca con “La Niña (Lado A)”, un tema que desde sus primeros instantes establece el tono de todo el proyecto. Los arreglos, perfectamente integrados, no son un adorno: son protagonistas emocionales. Es una bienvenida que avisa, que este viaje no es casual ni pasajero.
Le sigue “El Regreso de La Niña”, y aquí el proyecto da un giro hacia lo narrativo. Más que una canción, es una especie de audiocuento musicalizado, un formato poco común que se siente fresco, íntimo y personal. La producción se sostiene sin caer en lo teatral, logrando un equilibrio muy difícil entre lo experimental y lo emocional.
La tercera parada en este viaje mantiene el tono solemne, ese que se siente en todo el EP. Y entonces llega uno de los momentos más destacados: “Pasto Verde (Lado B)”. En este track, la producción roza lo onírico, y lo hace gracias a una estructura sencilla pero profundamente efectiva.
Hay que destacar también la dimensión vocal del EP. Aquí no hay virtuosismo desbordado, ni una búsqueda por brillar en el sentido tradicional. Lo que se agradece es otra cosa: la sinceridad con la que se interpreta. La voz no es perfecta, ni lo intenta ser, pero transmite. Y eso pesa más que cualquier técnica. Esa vulnerabilidad interpretativa se alinea con el espíritu del compilado, dándole coherencia de principio a fin; Y sí, también hay espacio para lo inesperado. El cierre llega con “El puto perro siempre está ladrando (Bonus Track)”, título que de entrada descoloca, pero que encierra una honestidad brutal. Es, quizás, el tema más convencional en cuanto a estructura sonora, pero cumple perfectamente su papel de despedida: un broche que, lejos de romper la atmósfera, la libera. Como si después de todo el viaje introspectivo, hubiera espacio para reírse un poco del caos cotidiano.
En palabras de la banda, “Variedades Acústicas: Transiciones A y B” representa una transición. Y se siente así; como una bisagra entre lo que fue y lo que está por venir. Un trabajo que no busca complacer, sino comunicar. Y que lo logra con un lenguaje propio, sin fórmulas repetidas.
Puedes ver y escuchar a continuación, “Variedades Acústicas: Transiciones A y B”, lo más nuevo de Miraflores.