Desde que irrumpieron en los años 70 con álbumes como Toys in the Attic y Rocks, Aerosmith ha sido sinónimo de riffs sudorosos, letras incendiarias y actitud sin filtro.

Texto por:   @AvanzadaMx  | Fecha: 26/05/2025

Cuando se habla de rock and roll, hay nombres que aparecen automáticamente en el imaginario colectivo. Aerosmith no solo está en esa lista: lo encabeza con letras ardientes. Durante décadas, los llamados Bad Boys From Boston llevaron el género como una insignia de guerra, sin pedir disculpas, sin bajar el volumen. Y aunque el tiempo, las tendencias y alguna que otra balada de radioformato intentaron domesticarlos, Steven Tyler y Joe Perry demostraron que aún conservaban ese fuego sagrado. Especialmente en una canción que pasó desapercibida para muchos, pero que el propio Tyler consideró un retorno a la esencia más pura del rock: “Oh Yeah”.

 

 

AEROSMITH: UN LEGADO ENTRE GUITARRAS, EXCESOS Y REINVENCIONES

Desde que irrumpieron en los años 70 con álbumes como Toys in the Attic y Rocks, Aerosmith ha sido sinónimo de riffs sudorosos, letras incendiarias y actitud sin filtro. “Dream On”, “Walk This Way”, “Sweet Emotion”… cada canción era un manifiesto de lo que significaba vivir, y sobrevivir, al rock and roll.

 

Con los años llegaron los cambios. El blues crudo dio paso a las baladas poderosas, el cuero fue reemplazado por trajes para alfombra roja, y los riffs clásicos comenzaron a sonar más pulidos, incluso predecibles. Just Push Play (2001), aunque exitoso en cifras, parecía más preocupado por replicar el fenómeno de I Don’t Want to Miss a Thing que por reivindicar el espíritu rebelde de la banda. El disco de covers Honkin’ on Bobo fue un pequeño respiro, pero no era material nuevo. ¿Había quedado todo en el pasado?

 

“OH YEAH”: CUANDO EL ROCK VUELVE A RUGIR

En 2012, Music from Another Dimension! prometía traer de regreso esa energía primitiva. Y aunque el disco es extenso y desigual, hay momentos donde Aerosmith parece recordar quiénes son. Uno de esos momentos es “Oh Yeah”, una composición de Joe Perry que hizo que Steven Tyler no dudara en alzar la voz:

 

“Si quieres escuchar rock and roll en su máxima expresión, solo escucha ‘Oh Yeah’. No he oído a nadie hacer algo así en mucho tiempo. Compárala con cualquier cosa de ‘Rocks’ o ‘Toys in the Attic’. Creo que se mantiene firme.”

 

Y no está tan lejos de la verdad. “Oh Yeah” suena a garaje, a sudor, a carretera. Guitarras con alma de blues, coros con actitud y esa química cruda entre Perry y Tyler que, cuando se alinea, sigue siendo explosiva. No es una reinvención ni una copia del pasado: es una reafirmación. Una muestra de que, aunque hayan tonteado con el pop y la radio mainstream, aún podían prender fuego a un escenario con un solo acorde.

 

¿UNA REDENCIÓN TARDÍA O UNA PRUEBA DE LO QUE PUDO SER?

Lo curioso de “Oh Yeah” es que también arroja una sombra incómoda sobre algunos pasajes recientes de la banda. Si Aerosmith tenía esto dentro, ¿por qué nos dieron canciones que parecían salidas de un estudio de boy bands? La respuesta quizás esté en las decisiones comerciales, en la presión por mantenerse relevantes o simplemente en el paso del tiempo.

 

Pero más allá de eso, “Oh Yeah” existe. Está ahí, como testimonio de que el rock and roll verdadero no muere: se esconde, se repliega, pero siempre encuentra el momento de volver a gritar.

 

UNA CANCIÓN QUE MERECE SER RESCATADA

Hoy, más de una década después de su lanzamiento, “Oh Yeah” merece un segundo aire. No solo como una buena canción de una banda legendaria, sino como símbolo de lo que Aerosmith fue, es y aún puede ser. Porque mientras haya guitarras encendidas, voces rasgadas y esa urgencia por romper las reglas, el rock and roll , el de verdad, nunca estará muerto.