“El Eco de Nuestra Melodía”, lo nuevo de Sarricida, es una anomalía hermosamente extravagante, en un mundo de sonidos desechables.

Texto por:  @RturockGarza | Fecha: 05/04/2025

Hay compilados s que no solo se escuchan, sino que se habitan. “El Eco de Nuestra Melodía”, el más reciente trabajo de Sarricida, es uno de ellos. En un mundo saturado de desechables sonoros, este compilado de once tracks se siente como una anomalía hermosamente extravagante: un relato sonoro que se despliega como un cuento de hadas distorsionado, donde lo fantástico y lo experimental conviven sin pedir explicaciones. Cada track es una puerta a un universo paralelo que invita a perderse y, tal vez,… a no querer volver.

 

 

Desde su primera nota, “El Eco de Nuestra Melodía”, deja claro que no estamos ante un producto prefabricado. Abre con “Pequeña”, un track que roza lo instrumental, con acentos de voz que parecen susurros. Esta pieza marca el tono: disonante, misteriosa, con una clara intención experimental. Le sigue “Caramelo”, que refuerza esa atmósfera onírica y se siente como una extensión natural de la apertura.

 

Pero es en “pRiinceSa”, el tercer tema, donde el universo estético del álbum se revela con toda su intensidad: un sueño ácido, vestido con indumentaria otaku y sonidos maximalistas. Una verdadera cacofonía de ensoñaciones apócrifas que logra convertirse en uno de los momentos más mejor logrados.

 

El viaje se vuelve aún más denso con “Brillantina”, una joya confusa de apenas 1:06 minutos que intoxica el ambiente como un perfume raro y penetrante. Y justo cuando sentimos que la realidad ya se diluyó por completo, llega “Cascarón roto (feat. Pajarillo)”, una fábula en forma de track, narrada en voz off con una sensibilidad poética exquisita. La frase “Una niña puede ser un príncipe?” funciona como un portal hacia un cuestionamiento profundo sobre los roles y las historias que nos contamos.

 

A estas alturas, “El Eco de Nuestra Melodía” ya se siente como un manifiesto conceptual. La propuesta sonora una fusión de hyperpop, tontipop, indie y pop experimental, como la misma banda lo describe, crea un universo que raya en lo surreal, pero que no por ello pierde coherencia interna. Al contrario, el diseño sonoro y la narrativa se articulan con una inteligencia notable.

 

La segunda mitad de la aventura, continúa empujando límites. “Bruja”, con toques de noise rock y voces en off, suena como un ritual en otro plano. “Espíritu digital” y “Anime” ofrecen un respiro más convencional en términos de estructura, sin traicionar la esencia del álbum. Especialmente “Anime” destaca por equilibrar lo formal y lo experimental, consolidándose como uno de los puntos más altos.

 

En “Caracol”, la percusión se convierte en protagonista, mientras la voz actúa como guía por estos mundos alternos. “Yakult”, el penúltimo track, marca un regreso progresivo a la realidad. Con una melodía fácil de cantar y frases como “quiero seguir tu camino, y no pedir asilo”, nos prepara emocionalmente para el cierre.

Y ese final llega con “Las estrellas que tiré”, una pieza nostálgica, introspectiva y delicada, que encapsula todo lo que este compilado quiso ser… libre, sensorial, valiente y profundamente humano.

 

Con “El Eco de Nuestra Melodía”, Sarricida nos entrega un viaje sonoro radical, denso, conceptual y profundamente emotivo. Tiene momentos en los que se arriesga tanto que por instantes parece tropezar, pero esa ambición es parte de su grandeza. Aquí no hay fórmulas. Solo una agrupación que decidió escribir su propio cuento a veces dulce, a veces oscuro, pero siempre sincero.

 

Un trabajo que respira libertad y suda una nostalgia líquida que no pasa desapercibida. Escucharlo es rendirse al hechizo.

 

Puedes ver y escuchar a continuación “El Eco de Nuestra Melodía”, lo más nuevo de Sarricida.