Gallagher reinó en los 90 con su voz y actitud desafiante, pero los 2000 trajeron un cambio: la música dejó atrás la grandilocuencia y adoptó un tono más matizado.

Texto por:   @AvanzadaMx  | Fecha: 26/03/2025

En la última década, recibir una crítica feroz de Liam Gallagher se ha convertido en una especie de insignia de honor para los artistas emergentes. Como si fuera una versión moderna de “la mala publicidad es buena publicidad”, ser objeto de sus comentarios mordaces significa que estás capturando el espíritu del momento. Aunque el ex Oasis se ha suavizado con los años, su opinión sigue siendo una referencia en la escena musical.

 

 

Gallagher reinó en los años 90. Su voz rasposa y su pronunciación exagerada definieron la era del britpop, y junto a su hermano Noel, reconfiguró el rock británico con una actitud desafiante y sin concesiones. Sin embargo, a medida que los 2000 avanzaban, la música necesitaba evolucionar. El cambio era inevitable: las audiencias se cansaban de los estribillos estridentes cargados de emoción y buscaban una narrativa más matizada, con voces que ofrecieran algo distinto a la grandilocuencia del pasado. El mundo ya no estaba de fiesta como en los 90; el nuevo milenio trajo consigo una crisis económica y conflictos globales, y la música reflejó ese cambio de humor.

 

En este panorama emergió una banda que marcaría un antes y un después: The Strokes. Desde Nueva York, con su sonido lo-fi y guitarras entrelazadas, definieron un nuevo estilo de indie rock que resonó a nivel global. En Reino Unido, su impacto fue innegable, preparando el terreno para bandas como Arctic Monkeys, cuyos miembros reconocen la influencia directa del grupo liderado por Julian Casablancas. Alex Turner, vocalista de los Monkeys, recordaba en una entrevista: “Ponía su primer álbum en el colegio todo el tiempo cuando nuestra banda estaba comenzando. Todos querían sonar como ellos, así que intenté conscientemente no imitarlos, pero igual amaba ese disco”.

 

Cuando Is This It salió en 2001, la escena cambió. De repente, las parkas y las zapatillas Adidas dieron paso a chaquetas de cuero y botas Chelsea. The Strokes no solo ofrecieron un nuevo sonido, sino también una estética que redefinió la moda del rock. Naturalmente, esto no le sentó bien a Gallagher. En 2002, en una entrevista con MTV, soltó su característico veneno: “La única razón por la que The Strokes hacen un video en blanco y negro es porque parecen un puñado de idiotas llenos de granos en color”.

 

Mientras Oasis lanzaba Heathen Chemistry, considerado por muchos como su peor disco, The Strokes tomaban el control de la escena y desencadenaban una ola de nuevas bandas en todo el mundo. Lo que comenzó con cinco chicos neoyorquinos y un sonido minimalista se convirtió en el modelo a seguir para la siguiente generación de rock. Gallagher podía despotricar todo lo que quisiera, pero la realidad era innegable: el cambio ya había ocurrido.