En lo personal, el año que acaba de terminar fue uno de esos que cambian la vida. Afortunadamente, el mundo musical nos regaló muchos lanzamientos inesperados.
Texto por: @Sean | Fecha: 13/01/2025
Oh, 2024, te acabas de ir y ya te extraño. En lo personal, el año que acaba de terminar fue uno de esos que cambian la vida. Afortunadamente, el mundo musical no se quedó atrás y nos regaló muchos lanzamientos inesperados (o tal vez muy esperados), reuniones sorprendentes, separaciones inexplicables y el regreso triunfal del pop como el género más relevante en el mundo.
Para empezar, 2024 fue el año en el que toda la raza que no había tenido lanzamientos desde antes de la pandemia pensó “pues como que ya viene siendo hora”, porque tuvimos nueva música “como pa’ aventar pa’rriba” de artistas como Green Day, Pearl Jam, Vampire Weekend, Justice, Los Campesinos!, The Voidz, Japandroids, MGMT y muchos más.
Sin embargo, no todo pudo ser felicidad, pues también se nos adelantaron grandes músicos, siendo la pérdida más importante la de Quincy Jones, uno de los productores más influyentes del Siglo XX y lo que va de este. Por otro lado, la música alternativa también lloró la inesperada muerte de uno de sus productores más relevantes desde hace más de treinta años, Steve Albini.
También Frank Farian partió de este mundo en 2024, quien inició con una carrera como solista a inicios de los 70s y, al ver que no tuvo el éxito esperado, decidió fusionar la actuación con la música para crear primero a Boney M y luego a Milli Vanilli (quisiera tener un talento). Pero, en fin, también partieron Mary Weiss, líder de The Shangri-Las; Johnny Canales, descubridor de Selena y los Dinos; Tito Jackson, cuyo deseo de aprender a tocar la guitarra inició la dinastía Jackson; Liam Payne, exmiembro de One Direction; y Bob Bryar, exbaterista de My Chemical Romance. En Latinoamérica también perdimos al gran Sergio Mendes, al padre del rock mexicano Javier Bátiz, y a Clorfila, antiguo miembro de Nortec Collective (y autor de Baby Rock Rock, una de las mejores canciones del colectivo).
Pero no solamente se fueron grandes músicos, sino también grandes bandas. Hall and Oates y Jane’s Addiction dijeron adiós a los escenarios por pleitos internos, financieros y personales, respectivamente. Por otro lado, entre las separaciones más amigables está la de Japandroids, la cual todavía me duele, y la de REO Speedwagon, que se debió más porque sus miembros aún confían en la democracia, como debe de ser. Una de las rupturas más tristes del año por la juventud de la banda y el potencial que tenían fue la de Black Midi. Sí les lloré un rato, no mentiré.
Afortunadamente, 2024 también trajo varias reuniones que definirán de manera importante el 2025. Además de las ya comentadas de Oasis y Linkin Park, 2024 vio la segunda reunión de No Doubt, así como también los regresos de Sex Pistols, aunque sin esa leyenda de las islas británicas conocida como Johnny Rotten, y de Slayer, que literalmente duraron separados cinco años tras 38 de carrera, no entiendo el punto. Al parecer también Cobra Starship se reunió, una de esas que nadie pidió, igual que la de A-Teens, esa banda que hace 25 años intentó vivir como la rémora joven de ABBA. Sin duda fue un año impredecible.
En fin, ¿qué podemos esperar de 2025? Predecir el futuro es un arte complicado, pero me atreveré a decir que más allá de las visitas de Oasis y Linkin Park, el país tendrá por lo menos otros dos grandes eventos durante el año. Con respecto a la escena global, el pop seguirá brillando con el poder de Charli, Sabrina y Chapelle, como mínimo hasta que se reúnan en Barcelona a mediados de año, mientras Coachella continuará su lento caminar hacia la irrelevancia, Vive Latino style. Lo que sí es seguro es que no faltarán eventos, lanzamientos, noticias, chismes y demás sobre el mundo de la música, como todos los años. Tal vez estamos empezando el mejor año en la historia de la música y no lo sabemos.