Corina es un recordatorio de que, a veces, los héroes más grandes son aquellos que enfrentan sus propios demonios internos.
Texto por: @AvanzadaMx | Fecha: 10/01/2025
En el vibrante corazón de la Colonia Americana en Guadalajara, donde la vida cotidiana se despliega entre cafeterías locales y calles bulliciosas, surge Corina, una película que redefine el cine mexicano contemporáneo y que llega a nosotros gracias a Cinépolis Distribución. Protagonizada por Naian González Norvind y dirigida por Úrsula Barba Hopner, esta cinta se adentra en los rincones más íntimos de la mente humana, abordando temas como la agorafobia, la valentía, y la conexión emocional en una sociedad cada vez más desconectada.
Desde el primer fotograma, Corina nos introduce al mundo de su protagonista, una joven correctora de estilo que ha limitado su existencia a unas pocas cuadras de su hogar debido a un evento traumático en su infancia. A los 28 años, Corina vive atrapada en una rutina que gira entre su casa, su oficina y una cafetería de confianza, evitando cualquier interacción fuera de su zona de confort. Sin embargo, un error en su trabajo la obliga a emprender un viaje inesperado junto a Carlos (interpretado por Cristo Fernández, conocido por Ted Lasso), un hombre que desafía los estereotipos masculinos al mostrarse sensible, empático y libre de toxicidad.
UNA HISTORIA DE AUTODESCUBRIMIENTO Y VALENTÍA
La narrativa de Corina combina elementos de coming-of-age y road movie, creando un relato único que equilibra el drama con tonos ligeros y cómicos. La trama, que incluye un viaje para encontrar a una escritora anónima cuya identidad es un misterio incluso para su editorial, destaca por su tratamiento cuidadoso de la agorafobia. “Tener empatía requiere de cierta valentía”, señala la directora Barba Hopner, quien explica que la película explora la lucha interna de sus personajes para superar sus miedos y conectar con el mundo exterior.
Al igual que el clásico francés Amélie o La Vida Secreta de Walter Mitty, Corina es un recordatorio de que, a veces, los héroes más grandes son aquellos que enfrentan sus propios demonios internos. La actuación de González Norvind es impecable, capturando la ansiedad y la fuerza silenciosa de una mujer que aprende a caminar “en agua en vez de aire”. Este matiz es complementado por el diseño de vestuario, que refleja su necesidad de protección y anonimato, con capas y botas pesadas que refuerzan su carácter introvertido.
Por si fuera poco, esta cinta llega a las pantallas con el respaldo de Cinépolis Distribución, lo que subraya la apuesta por historias auténticas que conmuevan y conecten con el público.
UNA APUESTA AUDAZ PARA EL CINE MEXICANO
Corina no es solo una película sobre superar miedos; también es una celebración de la creatividad y la autenticidad artística. Desde su producción, que tardó nueve años en materializarse, hasta su guion narrado con una voz omnisciente que recuerda a cuentos clásicos, la cinta se destaca como una joya única en el panorama del cine mexicano. “La integridad creativa fue clave en este proyecto”, comenta González Norvind, quien asegura que el rodaje le enseñó a ser fiel a sus propios ideales artísticos.
Además, la película destaca la importancia de las relaciones humanas, mostrando dinámicas complejas como la codependencia entre Corina y su madre, interpretada por Carolina Politti. Este vínculo refleja cómo el trauma puede encerrarnos en mundos pequeños y cómodos, de los que necesitamos salir para crecer.
REFLEXIÓN, RISAS Y NOSTALGIA
Rodada en Guadalajara, Corina convierte a la ciudad en un personaje más, con su arquitectura y lugares emblemáticos como telón de fondo. Pero más allá de su estética, la cinta invita a reflexionar sobre los miedos y límites autoimpuestos, y cómo pequeños actos de valentía pueden liberar una vida entera. “El cambio siempre asusta, pero también es el único camino hacia la libertad”, explica González Norvind.
Con su equilibrio entre drama y comedia, Corina es una película que deja huella. Es ideal para quienes buscan historias emotivas con un mensaje esperanzador, que cuestionen nuestras zonas de confort y nos animen a explorar más allá de ellas. Como espectadores, salimos del cine con una sonrisa y un renovado deseo de aventura, listos para enfrentar nuestros propios miedos.
En un panorama cinematográfico donde el corazón a menudo queda relegado, Corina emerge como una obra imprescindible, demostrando que el cine mexicano tiene la capacidad de conmover, sorprender y resonar en audiencias de cualquier parte del mundo. Y todo esto, gracias al esfuerzo de su equipo creativo y al respaldo de Cinépolis Distribución, un aliado clave en traer esta joya a las pantallas.