Es cierto que para alguien que se dedica a la música, y en especial a la música pop, la imagen es clave y puede hacer o deshacer una carrera.

Texto por: @Sean   | Fecha: 21/07/2022

Hace unas pocas semanas, específicamente del 22 al 26 de junio, se llevó a cabo la 39° edición del Festival de Glastonbury. Tras la cancelación de las ediciones 2020 y 2021, las expectativas eran altas para el regreso de uno de los festivales más importantes de Inglaterra. Pero, además de las actuaciones de grandes como Paul McCartney, Bilie Eilish y Kendrick Lamar, hubo un evento en particular que llamó la atención.

 

Lorde, conocida por hacer popular un estilo que puede definirse como lo más cercano a un “gótico” en la segunda década del siglo, hizo su aparición con un nuevo look, dejando atrás su cabellera oscura para pasar a tener una melena rubia que sería la envidia de cualquier estrella pop de finales de los 90s.

 

Estoy suponiendo sin bases, pero es casi seguro que la idea de este cambio de imagen surgió como consecuencia del lanzamiento de Solar Power (2021), por mucho el álbum más pop de la cantante neozelandesa. Mientras que Melodrama (2017), su álbum anterior, fue ampliamente reconocido como uno de los mejores de su año de lanzamiento y de la década pasada en general, Solar Power no recibió comentarios muy buenos de los críticos que se supone que saben de lo que hablan, y se podría decir que pasó desapercibido. Sorprendentemente, Lorde tuvo que recurrir a este cambio de look tan drástico para llamar la atención y no perder relevancia dentro del medio musical.

 

Es increíble lo que tienen que hacer algunos artistas para que no sean olvidados. Aunque… ¿y qué tal si la razón por la que lo hizo fue porque quería ser rubia y nada más? Tal vez se había cansado de siempre ver lo mismo en el espejo y decidió variar un poco, como lo haría cualquier persona. ¿Es realmente necesario dedicar tanto tiempo y esfuerzo en notas dedicadas a un cambio de look que podría no tener un trasfondo más profundo? El problema es que este tipo de “sobreanálisis” son comunes, pues, como saben, no es la primera vez que unos destellos rubios pasan por el escrutinio público. Los primeros casos que se me vienen a la mente son los de Shakira y Avril Lavigne, para la gente de mi generación, o el de Billie Eilish, para la chaviza, que, tras aclarar su cabello, fueron señaladas de “perder credibilidad” y cosas por el estilo.

 

Es cierto que para alguien que se dedica a la música, y en especial a la música pop, la imagen es clave y puede hacer o deshacer una carrera. Pero, al mismo tiempo, ¿por qué debería importarme, a mi o a quien sea, lo que alguien decida hacer solamente con su peinado, corte, lo que sea? Sin duda es extraño ver a Lorde en tonos claros después de pasar tanto tiempo (toda su carrera, la cual es la tercera parte de su vida) con su ya icónica imagen oscura, pero ¿de verdad vamos a juzgar a una persona de 25 años por un cambio de look?